viernes, 3 de diciembre de 2010

Orfeo y Eurídice

Acabo de escuchar "L´Orfeo", una ópera en cinco actos de Claudio Monteverdi, en una magistral versión de la Camerata Accademica de Hamburgo dirigida por Jürgen Jurgens.
¡Que ópera tan bella, tan dramática!
Está basada en en una leyenda griega en la que Eurídice, esposa de Orfeo, tiene un desafortunado encuentro con Aristeo, quien intenta violarla. Al huir, Eurídice pisa una serpiente venenosa y muere. Orfeo, loco de amor y de pena por la muerte de Eurídice decide viajar a los infiernos para rogar a los Dioses que le devuelvan a su amada. Es un afamado músico y poeta. Toca la lira como nadie y cautiva a Perséfone, la reina de este mundo subterráneo. Conmovida por la pena de Orfeo, accede a que Eurídice regrese con él al mundo de los vivos.
Cómo en casi todos los mitos en los que la tragedia está presente, la Diosa le pone una condición a Orfeo: no debe mirar a Eurídice, que marcha atrás de él, hasta que lleguen a su destino.
Sin embargo, cómo siempre sucede en una tragedia, casi al llegar al mundo de los vivos, Orfeo no resiste la tentación de voltear para cerciorarse de que Eurídice se encontraba allí con él.
Y efectivamente, allí estaba, pero en ese momento se desvanece y regresa al mundo de los muertos.
Este es el argumento de esta ópera magistral de Claudio Monteverdi, compuesta alrededor de 1606 y que marca la transición de la música del Renacimiento a la música barroca.
Por primera vez, la música adquiere el papel preponderante que de ahí en adelante va a tener el género operistico, frente a los parlamentos con música que caracterizaban a las óperas anteriores a "L´Orfeo".
El desenlace de esta tragedia invita a la reflexión:
¿Porqué voltea Orfeo cuando está a punto de alcanzar su meta?
¿Porqué esta falta de confianza, de fe?
Lo mas difícil ya lo había hecho, había descendido al reino de la muerte, había convencido a los Dioses y había recobrado a su amada.
¿Porqué entonces voltea?
O todo fue un sueño y fue el sueño y no Eurídice el que se desvanece.
Después de esta desgracia, Orfeo ya nunca volvió a ser el mismo. La tristeza le acompaña toda la vida y muere trágicamente asesinado años después por las Ménades, mujeres posesas por el rito de Dionisio. Fué descuartizado y cuenta la leyenda que su cabeza flotaba en el río Hebro.
Otra historia griega igual de dramática que quiero comentar aquí es la de Edipo.
Sófocles la inmortalizó en 3 maravillosas tragedias: "Edipo Rey", "Edipo en Colono" y "Antígona".
El argumento es el siguiente: poco antes de su nacimiento, Yocasta, madre de Edipo y reina de Tebas, consulta al oráculo que le revela que el hijo que va a tener matará a su padre, Layo, y se desposará con ella.
Locos de temor por semejante predicción, deciden matar al niño. Sin embargo, el criado encargado de abandonarlo para que muera, se lo entrega a un desconocido que a su vez lo regala a Pólibo y Peribea, reyes de Corinto que no tenían hijos.
Con ellos crece Edipo sin saber que son sus padres adoptivos. Cuando llega a la mayoría de edad él también consulta al oráculo que le revela su trágico destino: matar a su padre y desposarse con su madre.
Es tal el cariño que les tiene a Pólibo y a Peribea que decide huir para escapar de su destino, y en su huida se topa con Layo y lo mata a resultas de una discusión vanal. Aquí se cumple la primera de las profecías.
Llega entonces a Tebas, asolada por la Esfinge, un monstruo mitológico que mataba a quienes no acertaran sus adivinanzas.
Cuenta la leyenda que la Esfinge le pregunta a Edipo que animal anda en 4 patas cuando es pequeño, en 2 cuando ya es adulto y en 3 cuando llega a viejo. Al responder correctamente que es el hombre, Edipo vence a la Esfinge, se proclama Rey de Tebas y se desposa con Yocasta, su verdadera madre. Aquí se cumple la segunda y última de las profecías.
Sin embargo, la tragedia continúa. Una plaga se desata tiempo después y el Oráculo achaca la culpa al asesino del rey Layo. Edipo se da cuenta entonces de que es él el asesino. Pronto averigua el origen de su nacimiento. Yocasta, horrorizada, se ahorca y Edipo se saca los ojos.
Hay dos cosas importantes que quiero destacar de esta historia:
Primero, la interpretación que da Erich Fromm a la adivinanza de la Esfinge. Tiene razón cuando afirma que la solución es demasiado sencilla en comparación con la recompensa ofrecida y que incluso un niño de 12 años tiene conocimientos suficientes para saber que la respuesta es el hombre.
Entonces la solución tiene un significado mas profundo y es, según Fromm, que Edipo representa el humanismo de la sociedad matriarcal que estaba dando paso a un orden patriarcal regido por el Estado, las leyes dictadas por el hombre y la obediencia a las mismas.
Dice Fromm que si tradujéramos las palabras de la Esfinge del lenguaje simbólico al corriente, la oiríamos decir: "El que sepa que la solución mas importante que el hombre puede hallar a los problemas mas difíciles que se le presentan es el hombre mismo, podrá salvar a la humanidad".
El otro aspecto que quiero destacar se refiere al libre albedrio del ser humano, porque toda la tragedia se desencadena por una libre decisión tanto de Yocasta y Layo como del propio Edipo.
¿Qué habría pasado si Layo y Yocasta , en vez de creer en las profecías hubieran mantenido a Edipo con ellos?
¿O si Edipo, después de consultar al Oráculo hubiera decidido retornar con sus padres adoptivos?
Quizá nada de esto hubiera pasado.

lunes, 4 de octubre de 2010

Festival Bach

Curiosamente, la primera obra de Juan Sebastián Bach que escuché fué el Concierto en La Menor para cuatro clavecines y orquesta, que es en realidad una transcripción de un Concierto para cuatro violines de L´Estro Armonico de Antonio Vivaldi.
Tenía 21 años y había ido a visitar a un amigo al que también le gustaba la música clásica. Yo, hasta entonces, sólo conocía a unos cuantos compositores, sobre todo Beethoven, cuya Novena Sinfonía me parecía y me sigue pareciendo una obra de dimensiones inconmensurables.
A Bach, sin embargo, nunca lo había escuchado. Quizá había oido la popular Tocata y Fuga en Re Menor para órgano, pero sin siquiera identificar a su autor.
Así que cuando mi amigo puso este maravilloso concierto me quedé pasmado de la emoción.
Poco tiempo después, durante enero, febrero y marzo de 1967, la UNAM organizó un ciclo de conciertos en la Biblioteca Nacional con música de Bach.
En esa época, Eduardo Mata, el mejor Director de Orquesta que ha tenido México, era quien dirigía la Orquesta Sinfónica de la UNAM.
La Biblioteca Nacional se encuentra ubicada en pleno centro de la ciudad de México, en la esquina de Isabel la Católica y Uruguay. En realidad se trata del templo de San Agustín, convertido ahora en una biblioteca.
Allí, en lo que debió ser el altar, entre estanterías de libros, esculturas de santos e imágenes religiosas, se instalaban la orquesta y los coros de la UNAM para interpretar la música de uno de los mas grandes músicos que han existido: Juan Sebastián Bach.
El lugar no podía ser mas adecuado para este hombre profundamente religioso. Además, los organizadores de estos conciertos tuvieron el buen tino de incluir en el programa nada menos que siete Cantatas y el Magníficat. Entre estas Cantatas estaba la No. 140: "Despertad nos dice la voz", una de las más bellas.
El resto del programa comprendía cuatro de los seis Conciertos Brandenburgo, tres de las cuatro Suites para Orquesta, los Conciertos para Piano (originalmente para Clavecín) en Fa Menor y en Re Menor, el Concierto para Violín en Mi Mayor, el Concierto para 2 Violines en Re Menor y el Concierto para Violín y Oboe en Re Menor.
Es precisamente este último concierto el que estoy escuchando ahora que escribo estas líneas.
Invito a mis lectores a que lo conozcan. Es una obra muy bella, sobre todo el segundo movimiento, un Adagio que dura poco mas de seis minutos.
Las melodías, que parecen no tener fin, se alternan sucesivamente en contrapunto entre el violín y el oboe. Y podrían continuar así hasta el infinito para delicia de nosotros los oyentes.
Esta es sólo una mas de las muchas sorpresas que nos depara este gran compositor.

martes, 7 de septiembre de 2010

La Ultima Estación

Creo, sin temor a equivocarme, que la mejor novela que he leido en mi vida es "La Guerra y la Paz" de León Tolstoi.
Recuerdo perfectamente cuando la leí y en que circunstancias. Fué a finales de 1965 y principios de 1966 en Córdoba. Tenía 20 años y acababa de cursar el tercer año de la carrera de Economía en la UNAM.
En esa época las clases empezaban en febrero y terminaban a finales de noviembre, así que teniamos dos meses de vacaciones que yo aprovechaba para ir a mi casa de Córdoba.
A un lado de la cochera mi papá había construido una especie de pérgola que daba a un jardín muy bonito. Allí me sentaba horas enteras a leer "La Guerra y la Paz".
Mi abuela, mi adorada nonna, que era una devota de "Ana Karenina", aparecía de vez en cuando a platicar conmigo y se le iluminaba la cara cuando le leia pasajes de "La Guerra y la Paz".
Todo ésto lo he recordado después de haber visto "La Ultima Estación", una película dirigida por Michael Hoffman que trata sobre los últimos días de la vida de Tolstoi.
En realidad la película muestra con toda crudeza la rivalidad feroz entre Sofía Andreievna, esposa de Tolstoi y Gretchkov, su discípulo predilecto.
Tolstoi, de 34 años y Sofía Andreievna de 17, se casaron en 1862.
En el prólogo biográfico de las Obras de Tolstoi de la Editorial Aguilar hay una semblanza de Sofía Andreievna: "es bellísima, alta, esbelta, con negros cabellos muy atusados, partidos por una raya enmedio sobre la blanca frente; ojos oscuros y graciosa sonrisa. Ha recibido una educación perfecta. Tiene deliciosa voz y es una admirable recitadora. La alegría, el candor y el encanto de sus 17 años brillan en su mirada, en sus palabras, en sus movimientos". Esta mujer, culta y refinada, caracterizada magistralmente en la película por Helen Mirren, le dió a Tolstoi 13 hijos.
Precisamente en 1884, poco después de conocer a Gretchkov, nace el último de sus hijos. Tolstoi tiene 56 años y Sofía Andreievna 39.
Vladimir Grigorievich Gretchkov, por su parte, es un aristócrata ruso hijo de un general ayudante de campo del Zar. Es rico, distinguido y de educación irreprochable.
Muy pronto abraza las ideas de Tolstoi y se convierte en su discípulo preferido. Durante 13 años, de 1884 a 1897, trabaja incansablemente en predicar las ideas de su maestro y mentor y en ganar adeptos para su causa. Sin embargo, en este último año es desterrado a Inglaterra por predicar a los jovenes que resistan cumplir el servicio militar, de acuerdo a las enseñanzas del propio Tolstoi.
Durante 10 años permanece fuera de Rusia. En Londres hace activa propaganda de las ideas tolstianas y logra, entre otras muchas, que se traduzcan y editen manuscritos que había llevado consigo.
En 1907, año en que regresa a Rusia, se reinicia la pugna con Sofía Andreievna. Ella, que copió siete veces los manuscritos borradores de "La Guerra y la Paz", no puede tolerar que un advenedizo usufructúe la gloria de su esposo.
En la película Gretchkov, caracterizado por Paul Giamatti, aparece como un tipo astuto, taimado, que ejerce una influencia decisiva en Tolstoi, caracterizado también magistralmente por Christopher Plummer, al grado de hacerlo cambiar el testamento para que los derechos de su obra queden a favor del pueblo ruso.
Gretchkov contrata a Bulgakov, un joven de 23 años como secretario de Tolstoi. Es a los ojos de este personaje, caracterizado por James McAvoy, que nos enteramos de la vida cotidiana en Yasnaia Poliana, la casa de Tolstoi, y de las desavenencias entre los esposos.
Hay una escena memorable de la película: están cenando Sofía Andreievna y Bulgakov. Tienen puesto un gramófono que acaban de regalarle a Tolstoi y están oyendo la ópera Madama Butterfly de Puccini. La Condesa le dice al joven que la Butterfly es una mujer muy desdichada porque Pinkerton, su amante, la ha abandonado. Cuando se inicia la bellísima ária "Un bel dir" aparece Tolstoi y empieza una agria discusión con su esposa, ante la mirada atónita del joven secretario.
Entre los gritos de Tolstoi y de Sofía Andreievna y el ruido de los platos rotos que la Condesa le arroja a su marido, se oye la trémula voz de la Butterfly diciendo: "Tienti la tua paura, io con sicura fede l´aspetto" (deja tus temores, yo con segura fe lo espero).
El 28 de octubre de 1910, Tolstoi finalmente abandona Yasnaia Poliana cansado de las desavenencias con su esposa. Se dirige a Chamardin en donde se reune con su hermana María.
Poco después llega su hija Alejandra y con ella y su médico personal emprenden un viaje en tren que debía llevarlos al sur, al Cáucaso. Sin embargo, muy pronto Tolstoi enferma de pulmonía y tienen que detenerse en Astapovo, una pequeña población en cuya estación desembarcan para atender a tan ilustre paciente.
Es allí, en esta última estación, donde uno de los mas grandes escritores de todos los tiempos fallece el 20 de noviembre de 1910.

martes, 31 de agosto de 2010

Kafka en la Orilla

Estoy escuchando la Sonata para piano en Re Mayor de Schubert. Nada me produce mas placer que escuchar a Schubert y en especial esta Sonata.
Por increible que parezca, esta obra me había pasado desapercibida por muchos años. La redescubrí cuando leí Kafka en la Orilla de Haruki Murakami.
En un pasaje memorable de esta novela, Oshima, uno de los protagonistas, pone un CD con esta Sonata a todo volumen mientras conduce a gran velocidad su auto deportivo.
Va con él Kafka Tamura, un chico de sólo 15 años de edad. Y Oshima empieza a explicarle con todo detalle las particularidades de esta obra. Dice, citando a Robert Schumann, que "esta pieza es demasiado pastoral, excesivamente larga, posee una técnica demasiado simple".
Mas adelante comenta que "al escuchar la Sonata en Re Mayor puedo percibir en ella las limitaciones de la vida humana. Puedo descubrir que cierto tipo de perfección sólo puede conseguirse a través de una imperfección sin límites".
Hace largas disquisiciones sobre lo difícil que es para los pianistas lograr una perfecta interpretacion y concluye que no hay ninguna grabación que se aproxime al espíritu de Schubert.
Quedé intrigado después de leer la larga explicación de Oshima. No recordaba siquiera que tenía dos muy buenas versiones: la de Andras Schiff y la de Sviatoslav Richter. Posteriormente compré la de Alfred Brendel que es una de las versiones que recomienda Murakami.
Y tiene razón: las tres son diferentes. Dice Murakami que algunos pianistas remarcan la articulación; otros añaden rubato, o aceleran el ritmo, o añaden modulación. No lo sé. Pero si que las tres son diferentes.
De lo que si estoy seguro es que la Sonata es bellìsima. Tiene momentos de enorme emotividad sobre todo en el segundo movimiento, con moto, y en el cuarto, un Rondó Allegro Moderato.
Con toda razón Murakami la define como una "larga Sonata celestial".
Haber redescubierto esta Sonata es una de las muchas cosas que le debo a Murakami pero, por increible que parezca, nunca había oido hablar de él. Lo descubrí hace poco por casualidad un día que que entré a la Librería de la Universidad y ví Kafka en la Orilla en uno de los mostradores con novedades.
Pensé que se trataba de una biografía de Franz Kafka. Luego me dí cuenta que era una novela de un escritor japonés al que no conocía.
No suelo comprar libros de autores desconocidos ni mucho menos tratándose de libros con muchas páginas.
Lo dejé y seguí viendo otros libros, pero regresaba una y otra vez , lo hojeaba y volvía a hojear hasta que finalmente lo compré.
Al llegar a casa ya estaba arrepentido. Haber comprado un libro de un autor desconocido, extenso y además bastante caro se me hizo la peor tontería, así que lo dejé en el buró de los pendientes por un largo tiempo. No me decidía a leerlo hasta que por fin le llegó su turno.
Todavía estuve a punto de dejarlo, ya que sus primeras páginas me parecieron sosas e insustanciales.
Pero a partir de la página 15 me dí cuenta que estaba ante un gran escritor. Hubo momentos en que era tal mi alegrìa que cerraba el libro y reflexionaba sobre lo que acababa de leer.
Como siempre sucede después de leer a un buen escritor me apresuré a conseguir sus otros libros. Ya habrá ocasión de continuar hablando de Kafka en la Orilla y de sus otros libros.